Carta a un buen amor

28 Feb

Esta carta la escribí por encargo de un adulto mayor. Me pidió el favor de no revelar su identidad. Que lo presentara como una persona con días malos como cualquiera y romántico como él solo. Quería una carta para darle las gracias a su buen amor, por ser y estar, porque su presencia, simplemente, lo arregla todo.

 

Hay quienes reparan carros, motos, bicicletas.

Arreglan la olla, la licuadora, el colchón.

Hay quienes ajustan, restauran, remiendan.

Tienen el repuesto, la clave, la solución.

 

Mecánicos, técnicos, sastres,

gente necesaria, útil, sabia.

Todos, de alguna forma,

le devuelven la vida a una cosa.

 

La miran, la tocan, la mueven

y, en un minuto, ya está.

De repente, vuelve a andar, a funcionar, a servir.

La salvan de morir en la basura.

 

Entonces uno suspira, uno sonríe, uno agradece que esa persona exista.

Que sepa lo que sabe, que haga lo que hace, que sea lo que es.

 

Y contigo me pasa con frecuencia.

Ayer, por ejemplo, amanecí descompuesto, oxidado, dañado.

De mal genio, decaído, deprimido.

Sin ánimo, sin sentido, sin sabor.

 

Y tú, no sé cómo haces ni dónde lo aprendes,

pero me miras, me tocas, me mueves

y, no en un instante, pero sí en un rato, ya está.

De repente, vuelvo al ruedo, me compones, me alivias.

Me reinicias, me arreglas el día, me alegras la vida.

Me salvas de tirar todo al traste.

 

Entonces uno suspira, uno sonríe, uno agradece que existas.

Que sepas lo que sabes de mí, que hagas lo que haces por mí, que seas lo que eres conmigo.

 

No me faltes.

No hay quien más.

Esto solo lo sabes hacer tú.

 

Una respuesta to “Carta a un buen amor”

  1. Josè Luis enero 28, 2019 a 2:39 PM #

    hermoso

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