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Carta desde el futuro

17 Jul

Esta pandemia ha cambiado muchas formas de ver la vida, también el amor. A esta pareja le cambió la relación, se la acabó. Después del adiós, ella se imaginó en un futuro en el que pudiera mirar para atrás y escribirle sin este dolor que hoy la abraza. Se le ha venido un deseo de que tal vez en ese futuro él «ame bien» como realmente «debe ser» y no como fue. Ella me hizo llegar esta carta como un ejercicio de empezar a sanar y de volverse a mirar de nuevo sola.

 

Por: Sara Vásquez Marulanda

Espero que hayas amado de nuevo.

Prometo que no tiro esa frase al aire como línea de novela rosa, tampoco para quitarme un peso que tengo en el pecho desde hace años.

La exhalo más bien como una refutación al tiempo y a la incertidumbre, por no permitirme saber si a mi lado, hubieses podido amar nuevamente.

Porque yo creo que uno ama distinto mientras crece. Por eso, si el paréntesis de los dos se hubiese ensanchado por un par de años más, hasta hoy, sería feliz de comprobar cómo ese «amor al 100%» que me juraste con voz joven, maduraría hasta sentirlo entre las arrugas que recién me están naciendo junto a los ojos.

Espero que hayas amado de nuevo y que, con el tiempo, hayas comprobado que no éramos demasiado jóvenes para querernos, que no hacían falta tantos “pero” después de un «te quiero». Espero que hayas pronunciado esos «te quiero» muchas veces, que lo hayas hecho porque te nacían desde el estómago y sin disfraces de «yo también»

Espero que te hayas encontrado en otros ojos y, esta vez, hayas tenido la valentía de no bajar la mirada. Que a ella le admires hasta la forma cómo se peina en las mañanas y te caiga como el rayo de Cortázar entre los huesos la idea de que la amas.

Que ahora pongas a las dudas y a los miedos sobre la mesa, porque debajo de la alfombra se pudren y pudren al corazón; que los enfrentes sin escudos y sin evasivas, sin pretensiones de un «todo está bien» que terminan por convertir al todo en nada.

Espero que sí la hagas sentir amada, desde el beso en la frente hasta el roce de los pies; que se lo demuestres de formas que aún no se han inventado que venzan incluso a las distancias, que no te cuestiones antes de hacerlo, que le llenes las grietas entregándote del todo y te dejes llenar tu vida con todo su ser, sin excusas. 

En cuanto a mí, espero que cuando me enfoques desde el retrovisor, no dudes ni por un instante cuánto te quise y cómo te quise querer.